Huye muchacha!
El aliento del arquero ya te quema la garganta
Él no sabe porque corre.
Y tú no entiendes nada
Cuando el pétalo de tu espalda
vio en el agua clara,
Al oír tu voz gitana.
Calló la cítara,
rompió su escudo de plata.
Ya tus manos se vuelven ramas
En tu pecho se posa una golondrina
Él no sabe porque corría
Y tú no entiendes nada.